Todo fue tan inesperado que el festejo glorioso fue bañado por un chorro de soda. El sifón plástico de color turquesa se mezclaba con la tonalidad de un cielo que se iba oscureciendo mientras Álvaro Lucero e Ignacio Ortiz establecían una nueva marca en el vuelo libre tucumano. Es que ninguno de los parapentistas imaginó que el jueves 5 de octubre de 2023 los tendría como protagonistas de un nuevo récord provincial de distancia.
¿Por cuánto tiempo? Vaya uno a saber porque el vuelo libre es de los deportes más impredecibles. Pero por el recorrido que hicieron será difícil de superar. Básicamente, si es que hay un Messi del vuelo libre, ni ese Messi puede dominar los factores climáticos que influyen en una actividad como ésta. A lo sumo, puede que tenga un instinto que lo haga diferenciarse del resto; o bien un interés de estudio destacado de las zonas de vuelo.
También, en el entorno del vuelo libre el respeto del deportista hacia la práctica es supremo: la actividad es de riesgo y por lo tanto la responsabilidad debe ser alta. Así que situaciones como los vuelos de larga duración son aplaudidas desde puntos de todo el país, más allá que no se produzcan en contexto de competencias como la que se celebró hace dos semanas en San Javier con el campeonato Argentino de parapente. Precisamente, desde allí salió uno de los protagonistas de la historia que con 232,6 kilómetros superó a la que tenía al tucumano Darío Tanus como único protagonista. Él, en 2022, había logrado hacer 151,7 kilómetros de un solo tirón.
“Yo vuelo mucho en competencia que son carreras aéreas. La tensión y el estrés por rendir al máximo están siempre muy presente. Es un estrés positivo, que mantiene mi enfoque y concentración. En este vuelo, como la idea era hacerlo juntos y no estábamos compitiendo entre nosotros, estaba muy relajado y disfrutando de todo”, comentó Lucero. Él es el campeón argentino Open, el mejor parapentista del país.
Ese jueves se sumó a lo que ya estaban tramando el día anterior en el grupo de Whatsapp. “Mirábamos el pronóstico para el jueves y parecía un muy buen día de vuelo. Acordamos subir a Loma Bola tipo 10:30. Uno de los chicos del grupo debía quedarse trabajando pero se ofreció a ‘rescatarnos’ de donde sea que aterricemos, lo cual nos dejaba mucho más tranquilos”, contó Ortiz. “Nacho” es el otro hombre récord que da los detalles de lo que requiere las aventuras de largas distancias. Los parapentistas deben tomar el recaudo de dejar a alguien en tierra para que los “rescate”; es decir, que los busquen del lugar en donde aterricen.
Los que empezaron volando y terminaron apoyando moralmente desde abajo luego porque sabían que los dos que quedaban en el aire habían tomado la trascendental decisión fueron: Ignacio Cataudella, Mario Sueldo, Sebastián Juárez, Ignacio Dazza y Agustín Zuberbühler.
La intención del grupo era ir al sudeste con un plan de ruta que recorrería Loma Bola, Famaillá, Simoca, Montegaudo y Taco Ralo. Pero finalmente el viento y el grupo se fueron moviendo hacia el sur y terminaron en Monteros. “Desde ahí decidimos ir hacia el lado de Simoca. Teníamos problemas con nuestras radios para poder comunicarnos bien entre nosotros, así que íbamos cerca y hablando a los gritos cuando podíamos”, relató Ortiz. “Avanzando hacia Simoca, el viento del noreste nos hacía la tarea difícil, finalmente nos pudimos volver a encontrar con Álvaro y continuar el vuelo juntos hacia el sudeste. El plan ahora era ir hacia Monteagudo”, agregó.
Mientras tanto, al campeón argentino las sensaciones de distensión se le estaban extinguiendo. Había algo qué buscar, muy parecido a un triunfo. “A medida que veía que estábamos acercándonos a Lavalle, sabía que romper el récord era posible; por lo que esa tensión que suelo tener en competencia volvió en mí. Me comuniqué por radio con ‘Nacho’ para que acordáramos romper la marca y compartirla”, detalló Lucero lo que pactaron en el cielo despejado a la altura de la localidad de Santiago del Estero.
Ese pacto fue a las 17.40 de aquel jueves. Los pilotos presentían que quedaba poco tiempo de vuelo y la certeza de haber quebrado ampliamente la marca era clara. Trabajaron en equipo para llegar lo más lejos posible logrando encontrar varias térmicas más, muy suaves y mucho viento de cola los llevaron hasta Frías. Aproximadamente a las 19.10, tocaron tierra luego de más de siete horas en el aire, aterrizando en la banquina de la Ruta Nacional 157, muy cerca de Quirós, Catamarca.
“Estábamos famélicos. Después de buscarnos fuimos a Frías a comer algo y seguimos viaje. Llegamos cerca de la medianoche a casa”, terminó el relato el campeón argentino que, a diferencia de los días de competencia, nunca pensó que aquel jueves iba a ganar, junto a su amigo la gloria de un récord.
Lucero y Ortiz esperan la oficialización del récord de vuelo libre
En las próximas horas, la marca será publicada en las redes sociales y página web de la Federación Argentina de Vuelo Libre (FAVL) y se publicará también en la página de competencias de la Copa Nacional de Distancia. Los pilotos ya recibieron el comunicado firmado por el presidente de la FAVL, Gastón Regazzi, en el que la petición fue aprobada por la Sub Comisión de Competencias.
Una soda tan buena como el champagne
Un logro semejante suele festejarse de un modo distinto. Ese baño con champagne es símbolo de haber conseguido algo trascendental. Ortiz y Lucero lo tuvieron, pero… “Juan Pablo Nadotti se comprometió a buscar mi camioneta de mi casa e irnos a ‘rescatar’ de donde aterrizáramos. En mi casa, le pidió a mi esposa algo para tomar y de ahí apareció el sifón de soda, explicó Lucero. El chorro de agua gasificada salió para cubrir a los hombres récords también de una botella. “Había una de champagne que había quedado en mi camioneta de los festejos cuando salí campeón. Vacía, obvio, y le pusieron un poco de soda”, relató entre risas.